domingo, enero 02, 2005

¿Series cortas?. Por supuesto!!

Esta es una de las cuestiones que el corredor de fondo tiende a dejar de lado permanentemente, junto con el entrenamiento en pista y la musculación en el gimnasio. Tendemos a pensar que si nuestro objetivo es llegar a correr más de tres horas seguidas para acabar una maratón, o una media maratón, el entrenamiento que nos llevará a ello tiene que ser el que se base en correr el máximo tiempo posible en cada caso y todos los días. “Si no estoy más de una hora corriendo y a ritmo fuerte, es como si no hubiese entrenado”, es el pensamiento recurrente del corredor de fondo medio.
Resulta que a lo largo de un período superior a una hora de carrera nos vamos a encontrar con situaciones distintas a las que nuestros músculos han de estar habituados para poder superarlas sin que nos hagan parar. Una pequeña subida o bajada, un sprint después del avituallamiento, viento en contra o a favor, más o menos frío, lluvia, sensaciones de bienestar que no harán ir más o menos deprisa, cómo hayamos comido el día o la semana anterior,... El caso es que no todo es ponerse a “mi ritmo“ y estar hora y media (o tres) como si fueses una bomba de sacar agua. Los ejemplos citados crean crean a nivel celular situaciones de trabajo anaeróbico que pueden producir cantidades importantes de ácido láctico en el músculo, lo que le lleva a trabajar de manera poco óptima y va a tender al “colapso”. En el hecho de haberlo “enseñado” a trabajar de esta manera es donde radica la diferencia para poder continuar corriendo, superar la situación e incluso recuperar el nivel óptimo de trabajo muscular sin que la circunstancia que ha producido el lactato altere el ritmo global y tus resultados (o sea, acabar).
Además, hay que tener en cuenta que no sólo se puede entrar en una situación de producción de ácido láctico por un cambio de ritmo. También la utilización de otros combustibles distintos a la glucosa por parte del músculo puede producir este residuo y el músculo ha de estar entrenado para trabajar en estas condiciones. El cuerpo puede empezar a utilizar otros combustibles cuando las reservas iniciales de hidratos de carbono se han acabado y esto puede pasar en cualquier momento de una carrera que sobrepase la media hora de duración y, mucho más, si la alimentación seguida no ha sido la adecuada. Estas situaciones sólo pueden ser simuladas en el entrenamiento con el uso de series cortas, por lo cual son imprescindibles incluirlas en la planificación.
Por otro lado, el desarrollo muscular es muy importante para el corredor de fondo. El hecho de que veamos a los corredores de élite con esa presencia “esmirriada” no debe confundirnos. El músculo está ahí y también han trabajado en su desarrollo. Las series cortas someten al cuerpo a unas situaciones de necesidad que trata de compensar con posterioridad al esfuerzo creando más células musculares para afrontar nuevas situaciones “agresivas”. Esta adaptación del cuerpo al entrenamiento es lo que se llama adaptación por supercompensación y sitúa al organismo en niveles de resistencia siempre superiores a las iniciales. Las series cortas son utilísimas para conseguir esta adaptación muscular y orgánica.
Por último, está la cuestión del consumo máximo de oxígeno, el VO2 Max. La energía a nivel celular se produce por la quema del combustible básico, principalmente glucosa, para lo cual la presencia de la molécula de oxígeno (O2) es indispensable. Es el mismo principio que el motor de explosión. La capacidad que tenga nuestro cuerpo de aportar oxígeno a la mezcla va a limitar la posibilidad de nuestras células de producir energía y, por tanto, de desarrollar una actividad física a uno u otro nivel. El VO2 Max nos proporciona el límite de consumo de oxígeno que tiene nuestro organismo y nos da una idea de nuestro límite para producir energía. La buena noticia es que este límite, aunque viene condicionado “de fábrica”, es también modificable gracias al entrenamiento. Y ¿adivinas qué tipo de entrenamiento produce esta modificación?. Pues sí, también las series cortas ayudan a ir aumentando esta capacidad.
No debemos olvidar que el hecho de estar dispuesto a correr más de una hora de manera continuada no es un asunto baladí. Nos enfrentamos a ello (un diez mil o una media maratón), a veces, sin la suficiente consciencia de lo que necesita nuestro cuerpo para acabar en condiciones una carrera de este tipo. Y “acabar en condiciones” significa sin lesiones y sin haber provocado un estrés tal en nuestro cuerpo que necesite una recuperación excesiva y que nos impida reincorporarnos a nuestra vida normal y al entrenamiento de manera más o menos inmediata.
Sin que supongan la base del entrenamiento, las series cortas son indispensables para el entrenamiento de la resistencia. Y por supuesto, supermineralizarse y supervitaminizarse, como decía Super ratón. Un saludo.

3 Comments:

At 12:46 p. m., Blogger gacuj said...

No estoy de acuerdo.
Para todas las razones que expones puedes utilizar series de 1000 o 800.
Puedes mejorar el tema de la producción de ácido láctico, el VO2 máximo y por supuesto la musculación. Aunque para ésta última lo mejor son las cuestas.

 
At 1:10 p. m., Blogger gacuj said...

Como muestra un botón. Mira las credenciales al final del artículo
http://www.todofondo.com/zonatecnica.asp?IdTienda=2&IdZonaTecnica=2

 
At 8:57 a. m., Blogger Pepe Roldán said...

Que, que estás vaguillo, ¿no? y algo hay que saltarse. En series de 800 0 1000 nunca vas a poder estar "explosivo". Con ellas, estás entrenando lo que se llama ritmo anaeróbico extensivo. Las series cortas lo que entrenan son el ritmo anaeróbico intensivo, al mismo tiempo que ayudas a generar fibras rojas, o cortas, en los músculos. Tampoco se trata de hacer siempre series cortas, sino incluirlas en el entrenamiento y, sobre todo antes de las carreras.

 

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